Cuando se propician las condiciones para una experiencia artística, se abraza una carga de pensamiento sobre el conocimiento humano, desde las formas de representar el mundo, abstraerlo, territorializarlo y desterritorializarlo (Dubatti); ya la propia praxis artística nos habla de una forma de pensamiento que es distinto a otros campos, saberes y sentires.
El teatro desde su práctica produce un saber específico del arte, y por lo tanto una epistemología de la cultura de representación (Richard Schechnner). Es por eso, que se puede concebir la necesidad de muchos artistas de nombrar su experiencia, para crear conceptos y afectos, desde la filosofía de la praxis teatral en sus territorios más próximos.
En este caso, compartiré como director como se vinculan desde tres lugares la forma de composición de la pieza La Niña del Volcán: en una primera parte el momento de la idea o la concepción del proyecto que va teñido de ciertas categorías que dibujan cierto recorrido epistemológico, por el cual transitó el espacio de representación; posterior, el espacio de ensayo como la puesta en práctica y deconstrucción de saberes, y por último, (después de la temporada), la llegada de una especie de duelo o tregua entre los viejos saberes y nuevos recorridos por hacer. Es en ese momento final, donde surgió el apetito de crear un material que evidencie esa producción de conocimiento.
La importancia de compartir el proceso de dirección del espectáculo, reside en la reflexión crítica sobre los dispositivos de composición de creencia (Rubén Pricco), en donde compartiré un ejercicio de autobservación, sobre cómo fue el proceso de componer la retórica en la dirección escénica.
Ver ponencia de Jornadas de investigación en artes 2022 UCR en el minuto 56:46 en el siguiente registro audiovisual:
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